Entrevistamos en Contratiempo a Jesusa Vega, directora de la Fundación Lázaro Galdeano, con quien dielogamos sobre la resignificación del concepto museo y su consecuencias en el conocimiento histórico en una sociedad pluralista. También pasó por el programa Antonio Lafuente, historiador de la ciencia e investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, quien nos explicó su compromiso con las nuevas tecnologías como espacios para compartir memoria e historia.
Emitimos música diversa: Lotte Lenya, cantando un poema de Rimbaud musicado por Michel Nyman; Brian Dewan y Julian Koster, interpretando “The Edison Museum” con acompañamiento de serrucho; y ¡cómo no dada la fecha!, un homenaje a “We shall overcome”.
Ahí queda la letra de Edison Museum, con alguna nota:
The Edison Museum, not open to the public
Its haunted towers rise into the clouds above it.
Folks drive in from out of town to gaze in amazement when they see it.
Just outside the gate, I look into the courtyard
Underneath the gathering thunderstorm.
Through the iron bars, I see the Black Mariah
Revolving slowly on its platform.
In the topmost tower, a light burns dim
A coiling filament glowing within.
The Edison Museum, once a bustling factory,
Today’s but a darkened cobweb-covered hive of industry
The tallest, widest, and most famous
Haunted mansion in New Jersey.
Behind a wooden door, the voice of Thomas Alva
Recites a poem on a phonograph.
Ghosts float up the stair
Like silent moving pictures
The loyal phantoms of his in-house staff.
A wondrous place it is, there can be no doubt
But no one ever goes in
And no one ever goes out.
So when your children quarrel, and nothing seems to quell them
Just tell them that you’ll take them to the Edison Museum
The largest independently owned and operated
Mausoleum.
El Museo Edison
El Museo Edison no está abierto al público.
Sus torres encantadas se pierden en las nubes que hay sobre ellas.
La gente coge el coche y sale de su ciudad para quedarse pasmada cuando lo ven.
Desde el portalón veo el patio
bajo la inminente tormenta eléctrica.
A través de los barrotes de hierro veo a la Black Mariah (*)
girando lentamente en su plataforma.
En la torre más alta, alumbra una tenue luz,
con un filamento espiral brillando dentro de ella.
El Museo Edison, en su día una fábrica efervescente,
es hoy apenas la penumbrosa, cubierta de telarañas, sede de una industria:
la más alta, más grande, y más famosa
casa encantada de Nueva Jersey.
Tras una puerta de madera, la voz de Thomas Alva
recita un poema en un fonógrafo.
Los fantasmas flotan por encima de la escalera
como películas de cine mudo,
los leales fantasmas del personal de la casa.
Es un lugar maravilloso, no cabe duda,
pero nadie entra nunca,
y nadie sale nunca.
Así que cuando vuestros hijos se peleen, y parezca que nada les puede aplacar,
simplemente decidles que les vais a llevar al Museo Edison,
el mausoleo más grande en manos privadas.
(*) Black Mariah= Estudio cinematográfico de Edison, que se construyó sobre una base rotatoria con una ventana en el techo para capturar el máximo de luz posible durante los rodajes.
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